domingo, 12 de septiembre de 2010

El adiós al "Oreja"


El barrio se preparaba para vivir una fiesta. La del clásico entre Cerro y Rampla Jrs. Sin embargo, el sábado le deparaba una gran tristeza: la muerte de Diego Rodríguez.

El futbolista de Nacional, que vivió siempre en el barrio, falleció ayer por la mañana. Infructuoso fue el esfuerzo de los médicos, los rezos de la familia, las estampitas acercadas por gente anónima a la Asociación Española y la marcha en silencio con banderazo incluido que realizaron los hinchas tricolores el viernes por la noche.

Como si hubiera esperado por la llegada de su padre, que arribó en la medianoche del viernes desde Emiratos Árabes, Diego se despidió de este mundo. Juan Jacinto Rodríguez, que trabaja junto a Jorge Fossati del otro lado del planeta, realizó un viaje interminable con el corazón destrozado.

Para peor, debido al mal tiempo, el avión que lo traía desde San Pablo sobrevoló Montevideo durante una hora y media antes de poder aterrizar en Carrasco. En el aeropuerto lo esperaba Daniel Enríquez. El gerente deportivo de Nacional cruzaba los dedos para que el vuelo no retornara a Brasil o fuera desviado a Buenos Aires.

El barrio estaba de luto. La calle Perú casi Bogotá, donde vive la familia Rodríguez, estaba desierta. Los vecinos estaban en la empresa Bordino. Allí se velaron los restos del joven futbolista tricolor.

Una señora, de aspecto humilde, entró con un ramo de flores que dejó sobre el cajón. Un hombre llegó corriendo desde Carlos María Ramírez. Traía en la mano dos claveles rojos para Diego. Sus sencillas ofrendas contrastaban con la cantidad de coronas que se amontonaban en la pequeña sala velatoria.

Sus padres, Juan Jacinto y Adriana, y su hermano mayor Martín (24) pasaban como podían las largas horas de velorio. Recién esta mañana, a las 8:00 horas, los restos de Diego serán trasladados a la sede de Nacional donde seguirán siendo velados hasta las 12:00. Una hora más tarde recibirán sepultura en el panteón de la Mutual en el Parque del Reencuentro, ubicado en la Ruta 5.

La hermanita menor, Lucía, de sólo 10 años, no estaba presente. La novia del futbolista no encontraba consuelo. El amor los unió hace unos años y llevaban adelante juntos un pequeño negocio de ropa interior en Santa Lucía. El jugador repartía su tiempo entre el gimnasio, los entrenamientos en Los Céspedes y el negocio que compartía con su amor.

Los Rodríguez son una familia muy unida, donde todo gira en torno a Adriana, la madre. Allí los cumpleaños son conocidos por la pizza casera preparada por la dueña de casa.

Adriana siempre estuvo pendiente de todo lo concerniente a sus tres hijos. El año pasado, cuando Diego fue cedido a préstamo a Central Español, la nutricionista le mandó una dieta para cuidar su peso. El joven llegaba al Palermo con un termo de jugo preparado por su madre y le contaba orgulloso a Fabián Coelho que cuando regresara a casa tendría preparados los platos que le habían indicado.

La anécdota, contada ayer por Coelho, fue una de las tantas que se escucharon en la empresa Bordino y demostró con claridad cómo eran el futbolista y su familia.

Muchísimos jugadores, representantes de varios planteles se hicieron presentes acompañando a la familia. Obviamente, los más afectados eran los de Nacional y Central Español. No es fácil enfrentarse a la muerte siendo tan jóvenes. Los futbolistas, angustiados, se miraban entre ellos sin saber qué decirse.

El arquero Rodrigo Muñoz no podía con su dolor. Se quedó largo rato parado junto al cajón, mirando a su amigo por última vez. Es que "Popi" y Diego vivieron durante muchos años casa por medio en el Cerro y se criaron juntos. Otro que apenas podía contener las lágrimas era Mauricio Pereyra. Ambos subieron juntos a Primera División.

Carmen, la cocinera de Los Céspedes, llegó junto al kinesiólogo Daniel Calimares. También sentían haber perdido a alguien de su familia.

Diego Rodríguez era representado por Gerardo Arias. Contrariamente a la mayoría, no le decía ni "Boca" ni "Melli". "Quédese tranquilo Arias, que me voy a ir a jugar a Italia. Ya vamos a estar los dos caminando por las calles italianas", solía decirle a su representante.

Fuente: Ovación Digital

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