viernes, 10 de septiembre de 2010
El Barrio lo palpita
Jueves al mediodía. El corazón del barrio late. Palpita el clásico de la Villa, pero no tiene taquicardia. Las pulsaciones son las normales. Es temprano. Quedan más de 24 horas para el duelo, es cierto, pero todos ya se preparan para la gran fiesta.
Las paradas de ómnibus están abarrotadas. Los cafés empiezan a cobrar vida. Se llenan de trabajadores que buscan el menú del día.
La Villa muestra su mejor cara. Los negocios están a pleno, el sol ilumina los rostros de grandes y chicos.
Allí están, a la vista de todos, Líber Gómez (35) y Fredy Rivero (30). Son pescadores y amigos. Son hinchas de Rampla y de Cerro y andan juntos para todos lados. "Estudiamos juntos, fuimos a la misma escuela ¡qué nos vamos a pelear! No pasa nada acá... son los menos, en el barrio nos queremos todos", dice Líber mientras se abraza con Fredy. Y su amigo asiente. "Somos pescadores, yo me embarco pero él es artesanal", dice Fredy, "hasta en eso somos iguales", agrega.
Por Grecia "para adentro" el movimiento tiene altibajos. Las esquinas nuclean a los negocios, y allí surgen los bares, los lugares de encuentro, tan olvidados en el resto de Montevideo. En el Bar Colombes, un grupo de veteranos juega a las cartas. Todos de Rampla "a muerte", dicen a coro.
La mesa da a la calle, y ven pasar a los vecinos. Ramón Kouyoumdjian (73), Antranik Kouyomdjian (65) y Hugo Del Pino (57) son dirigentes e hinchas. "Es un clásico y hay que ganarlo", dice Del Pino, que corre en el ciclismo de veteranos por su querido Rampla.
"Yo fui al Olímpico y le dije a Giordano: gane que se olvida todo... es este partido, lo demás, no importa", dice Ramón.
"Tenemos buen equipo, el otro día perdimos un partido increíble con Bella Vista, pero hay buen plantel", agrega Antranik.
A pocas cuadras, el barrio cambia de colores. Paola Borges (33) muestra con orgullo la medalla de Cerro que cuelga detrás de su mostrador en la panadería: "No me pierdo un partido, y a este voy a ir... me acuerdo del clásico que ganamos en la hora, ¡lo festejé a full!", dice mientras señala la inscripción de la presea: "somos más que 11".
A unos metros, está el Bar y Pizzería Guaraní. Sus mesas están repletas de comensales. Eugenio Vigo (57) y José Gallardo (61) no dan abasto, pero se hacen un tiempio para confesar su pasión por Cerro. No van a poder ir al clásico "porque trabajamos, pero lo vemos por televisión", dicen a coro.
Para Eugenio, "es un empate" y para José, "partidos son partidos y clásicos son clásicos, pero Cerro llega bien", agrega.
Casi enfrente, en la carnicería del barrio, Martín Espíndola (28) y Esteban Rodríguez (25) se muestran orgullosos de ser ramplenses "de siempre". Martín es socio y colaborador. Esteban es de los hinchas que no aflojan.
"Ganamos nosotros", afirman sin temor.
El clásico se palpita en el corazón del barrio. Se vive intensamente. A pocas horas del duelo, en la Villa, todos conviven sin rencores ni violencia.
Se viene otro Rampla-Cerro y allí la Villa se divide en dos.
Las cifras 82 Clásicos llevan disputados por el Uruguayo Cerro y Rampla Jrs. Juegan desde 1947.
31 Partidos ganó Cerro mientras que Rampla Juniors se impuso en 27. Empataron 24 juegos.
4 Goles fue la máxima diferencia que logró Rampla Juniors ante Cerro. Ganó 4-0 en el clásico de 1959.
Goles fue la mayor diferencia que logró Cerro en el marcador. Se dio en el Clausura 2006: ganó 5 a 0.
Fuente: Ovación
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