No fue un domingo más. Esta vez hubo que apurar el almuerzo y postergar la sobremesa. Las familias de la Villa, "bajaron" hasta el Olímpico dispuestas a ser partícipes de la gran fiesta del barrio.
A la 1 de la tarde, las tribunas estaban casi completas. Las calles del Cerro estaban copadas por una multitud.
Los hinchas de Rampla por un lado, los de Cerro por otro. Cientos y cientos de personas apurando el paso, cantando, saltando, embanderados con los colores de sus equipos.
Globos rojos y verdes en la tribuna local y celestes y blancos en el sector destinado a la parcialidad visitante.
Bombas de estruendo y bengalas de humo con los colores de preferencia.
"Mi orgullo es ser de Rampla", rezaba una bandera que colgaba del balcón local.
La previa, estaba servida en bandeja, un aperitivo espectacular, pero lo mejor vendría en el plato principal.
Se sirvió cuando los dos equipos salieron a la cancha con pancartas en recuerdo a Diego Rodríguez: "Fuerza Jacinto Rodríguez y Flia. Estamos contigo", fue el homenaje de Cerro a uno de sus hijos pródigos.
Unos metros más y los futbolistas rojiverdes desplegaron su pancarta: "Hasta siempre Diego", Rampla Juniors.
Hubo un cerrado aplauso, y mucha emoción, pero nada igualó ese minuto de silencio que hicieron los dos planteles, el público y los árbitros. No se escuchó volar una mosca, y tras el pitazo de Martín Vázquez surgió un grito desde el alma con un fuerte "oléeee... oléee... oléeee. Diegoooo... Diegoooo".
Allí hubo lágrimas. Lágrimas de emoción, de bronca, de impotencia, de dolor. Los hinchas de Cerro lloraron, y los de Rampla los cobijaron, los contuvieron y se plegaron a ese dolor sin fronteras.
La fiesta estuvo afuera y adentro, pero por un instante, la Villa fue una sola. No hubo colores ni divisiones. El homenaje a Diego, los unió.
Un gran operativo Zona de exclusión
Cientos de efectivos policiales se apostaron desde media mañana en las calles del Cerro. Hubo un gran despliegue de seguridad y una amplia zona de exclusión que se cumplió al pie de la letra. Las hinchadas llegaron y se fueron por caminos diferentes.
Primero los locales Minutos antes del final, los altavoces del estadio Olímpico anunciaron que, de mantenerse la igualdad, la parcialidad de Rampla Juniors debía abandonar primero el escenario. Y así fue. Quince minutos más tarde, se fue la hinchada de Cerro.
A la 1 de la tarde, las tribunas estaban casi completas. Las calles del Cerro estaban copadas por una multitud.
Los hinchas de Rampla por un lado, los de Cerro por otro. Cientos y cientos de personas apurando el paso, cantando, saltando, embanderados con los colores de sus equipos.
Globos rojos y verdes en la tribuna local y celestes y blancos en el sector destinado a la parcialidad visitante.
Bombas de estruendo y bengalas de humo con los colores de preferencia.
"Mi orgullo es ser de Rampla", rezaba una bandera que colgaba del balcón local.
La previa, estaba servida en bandeja, un aperitivo espectacular, pero lo mejor vendría en el plato principal.
Se sirvió cuando los dos equipos salieron a la cancha con pancartas en recuerdo a Diego Rodríguez: "Fuerza Jacinto Rodríguez y Flia. Estamos contigo", fue el homenaje de Cerro a uno de sus hijos pródigos.
Unos metros más y los futbolistas rojiverdes desplegaron su pancarta: "Hasta siempre Diego", Rampla Juniors.
Hubo un cerrado aplauso, y mucha emoción, pero nada igualó ese minuto de silencio que hicieron los dos planteles, el público y los árbitros. No se escuchó volar una mosca, y tras el pitazo de Martín Vázquez surgió un grito desde el alma con un fuerte "oléeee... oléee... oléeee. Diegoooo... Diegoooo".
Allí hubo lágrimas. Lágrimas de emoción, de bronca, de impotencia, de dolor. Los hinchas de Cerro lloraron, y los de Rampla los cobijaron, los contuvieron y se plegaron a ese dolor sin fronteras.
La fiesta estuvo afuera y adentro, pero por un instante, la Villa fue una sola. No hubo colores ni divisiones. El homenaje a Diego, los unió.
Un gran operativo Zona de exclusión
Cientos de efectivos policiales se apostaron desde media mañana en las calles del Cerro. Hubo un gran despliegue de seguridad y una amplia zona de exclusión que se cumplió al pie de la letra. Las hinchadas llegaron y se fueron por caminos diferentes.
Primero los locales Minutos antes del final, los altavoces del estadio Olímpico anunciaron que, de mantenerse la igualdad, la parcialidad de Rampla Juniors debía abandonar primero el escenario. Y así fue. Quince minutos más tarde, se fue la hinchada de Cerro.
Fuente: Ovación Digital
No hay comentarios:
Publicar un comentario