domingo, 7 de noviembre de 2010
Rampla - Peñarol. Así nos vió la prensa
"Peñarol se cayó del cielo..."
Rampla Jrs. resistió la ráfaga de centros con Moiraghi, Bonjour y Benia en lo más alto de la seguridad defensiva. Guevara y Britos se encargaron del desahogo. Reanimado en el triunfo sobre Miramar Misiones, sumó otro estímulo para solidificar el repunte. Pudo ganar si hubiese tenido más serenidad en los avances.
El comienzo vertiginoso de Rampla Jrs. con Richard Núñez en carrera para vulnerar a Sebastián Sosa, en el arco de la Colombes, simplemente se redujo a la jugada puntual. Núñez definió con imprecisión y elevó el tiro suave por encima del arquero.
Peñarol se limitó a la ineficacia en los metros finales y decisivos. Puso en riesgo a Lucero Alvarez con dos cabezazos de Cristian Palacios -se impuso a los zagueros a pesar de su estatura menor- y otro anticipo en la vía aérea de Guillermo Rodríguez. Los aurinegros dejaron pasar las concesiones defensivas.
Estoyanoff a la derecha no resolvió y Martinuccio se mostró como recurso en corridas aisladas. El contragolpe de Guevara se desvirtuó en la rapidez de Sebastián Sosa para cortar.
Los rojiverdes -camiseta blanca con los colores tradicionales- resistieron con dos líneas de cuatro. Estoyanoff y Martinuccio, volantes externos, no pasaron con velocidad en los costados. En consecuencia, no surgieron espacios. Las chances... contadas.
Rampla Jrs. se jugó a los contragolpes de Guevara. Sin embargo, no conectó réplicas profundas.
Palacios insistió sin éxito y el malhumor de los hinchas de Peñarol exteriorizó semejante reprobación.
El desesperado Peñarol volvió y se adelantó a terreno adversario se adelantó a pesar de su notorio desorden. Estoyanoff se perdió el gol en una acción donde la pelota le quedó atrás. Los goles de Defensor Sporting, en la cancha de Racing, elevaron los nervios.
Keosseian cambió con el colombiano Mejía y Alonso, movilizó a Martinuccio a la derecha. Rampla Jrs. sorprendió con un contragolpe bárbaro, la imperfección de Darío Rodríguez, y el golazo de Nicolás Guevara. El argentino bajó el centro de Britos, pecho y derechazo soberbio a la red de la Colombes.
La gente se descargó y reclamó. El empate de Darío Rodríguez, de cabeza, calmó en parte la convulsión.
Giordano recargó el ataque con Paul Dzeruvs. Tomó prevenciones con Da Cunha (Novick con amarilla) y el calambre de Vargas permitió el regreso de Maximiliano Arias.
El argentino Solari a la cancha. Línea de tres en el fondo, Arévalo Ríos como volante por derecha. Mejía, en ese mismo extremo, Pacheco y Martinuccio.
Mejía demoró en la ejecución y en la contra, Sebastián Sosa cortó a tiempo una contra letal. Peñarol sirvió centros para todos los gustos.
"No seas malo... ¿cinco minutos de qué?" se quejó Jorge Giordano, con razón, por los minutos adicionales. Laterales, córner, todo en la vía aérea... Rampla Jrs. resistió y Peñarol penó por todo lo que perdió a ocho días del clásico. Se cayó del cielo.
Fuente: Tenfieldigital
"Peñarol no pudo con Rampla y aprontó mal para el clásico"
Peñarol recibió un nuevo golpe anímico al no poder mantener la punta del torneo. Los aurinegros no mostraron buen juego y fueron incapaces de vencer a un Rampla Juniors con muchos problemas.
Los picapiedras se pusieron en ventaja con un gol de Nicolás Guevara en el minuto 60, quien aprovechó un centro de Richard Núñez y el quedo de toda la defensa aurinegra.
Seis minutos más tarde, y tan solo con impulso anímico y la exigencia de su hinchada, los dirigidos por Manuel Keosseian lograron empatar con un impecable cabezazo de Darío Rodríguez conectado luego de un tiro de esquina enviado por Antonio Pacheco.
Poco volumen de juego mostró Peñarol, mucha imprecisión y también nerviosismo, tanto dentro como fuera de la cancha.
Con el empate, Peñarol dejó de compartir la punta con Defensor Sporting y dejó abierta la puerta para que El Tanque Sisley lo supere en la tabla y el pelotón que persigue, en el que está incluido Nacional, pueda acercarse si ganan sus partidos de este domingo.
Fuente: Observa
"Gana...disgustos"
El calor tal vez lo afecta. Como el fin de semana pasado, Peñarol salió a jugar dormido, casi desinteresado. Con eso poco, igual le alcanzó para poder marcar diferencias. Porque Rampla es menos que Liverpool: en apellidos, jugadores e ideas.
Apenas Guevara y Moriaghi, cada uno en su lugar, podían ser la luz al final del túnel. El resto era un equipo con un solo triunfo, y con el empate marcado en la frente como resultado de festejo.
Frente a eso, sin embargo, Peñarol no logró despegar. Por eso, con 45 minutos derretidos, se fue silbado. Por eso los silbidos siguieron en el segundo tiempo y pasaron a ser reclamo en el final, cuando únicamente de pelota quieta venían emociones.
Pacheco, cansado, fue intrascendente. Sin él, Peñarol pierde demasiado. Porque la velocidad de Martinuccio y Mejía pierde sentido, y porque el juego aéreo de Alonso es el fin y no el medio. ¿Conclusión? El fútbol volvió a ausentarse en el Centenario.
Guevara, quien otro, encontró el golazo que hizo del partido un partido con goles. Sino, bien pudo terminar 0-0. Para alegría de Rampla y tristeza de Peñarol, que en lugar de puntos gana disgustos.
Fuente: Quenonino
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